Alegria y tristeza van de la mano
Ayer el gol de Olga Carmona nos hacía saltar del sofá emocionadas de que el sueño de una mujer por fin se hiciera realidad.. no solo el de esas 23 jugadoras… yo, como madre de una niña futbolera, también sueño con que crezca amando un deporte donde pueda elegir a quién idolatrar, sea mujer u hombre… y que cuando se levante los sábados por la mañana a ver sus resúmenes, a aprender jugadas,a disfrutar de partidos… tenga también a su alcance a mujeres que, al igual que ella, aman el fútbol.
Qué emocionante poder gritar como decía @andreasegura en El chiringuito de la sexta.. “Somos el mejor equipo del mundo”… Y aún, cuando la escucho, me conmueve el corazón porque también siento que para llegar a esto ha habido mucho esfuerzo detrás de muchísima gente… de muchas madres y padres que han tenido que apoyar incondicionalmente a estas mujeres para que puedan llegar hasta aquí.
Yo me identifico, como la madre que soy, con todas estas personas que se levantan los sábados de invierno… se enfundan en miles de capas para no sufrir el frío de las gradas heladas. Me identifico con el apoyo, a veces edulcorado, “venga mi amor, sigue adelante, cada día lo haces mejor… “
Mantenerse sobre la línea entre el apoyo, el aliento y la realidad a veces es un circo de tres pistas… No me acerco a imaginar cómo lo hizo la madre de Olga Carmona para apoyar a su hija en estos momentos finales y silenciar temporalmente el fallecimiento de su padre
Qué inmensa la capacidad del corazón para guardar este secreto, trascender el amor y esperar a que sea su momento para compartirlo… guau… me inclino ante el dolor y el amor de esta madre.
¿Cuánto seremos capaces de hacer por nuestros hij@s?
Todo lo que sea necesario para ayudarles a cumplir sus sueños aunque por dentro se nos rompa el alma..
Así que imagino que debió de ser el triunfo más desgarrador; entre la mayor alegría y la mayor tristeza a la vez, ambas de la mano.
Y, de nuevo, así es la vida: salvaje, sin reglas, sin normas, sin justicia… nada de esto a la vida le importa: la vida, simplemente, acontece tal cuál es.
La vida no entiende de días señalados, no entiende de todo el esfuerzo que ha tenido que hacer para llegar hasta aquí, no entiende que, en tan solo unos 90 minutos, le cambiará la vida en todos los sentidos. Habrá ganado el reconocimiento mundial y perdido la mirada de orgullo de un padre.
La vida es vida..
Pero somos los que la vivimos los que la dotamos de amor, de comprensión, de empatía, de compasión… esa misma que demostró al brindar el gol por la memoria de la madre de su amiga… eso es de lo que se compone la vida, de actos tan bellos como este que demuestran que estamos juntas, que no nos dejamos solas, nos vemos, nos reconocemos, nos cuidamos y nos apoyamos… y salimos ahí fuera y luchamos por llegar lejos, por ser referentes de otras mujeres, por abrir caminos llenos de esperanza, por romper esos malditos techos que nos limitan.
No puedo decir otra cosa: ¡GRANDES! ¡SOIS MUY GRANDES!
Y ahora me dirijo a ti, querida Olga Carmona, decirte que no estás sola, es tiempo de cuidado. El cuidado que se necesita en el duelo para poder transitarlo. El dolor será, el sufrimiento será, el vacío llegará, la ausencia se impondrá… es inevitable. Pero el amor y el cuidado de tu gente te servirá de bálsamo en los peores momentos; es la red que nos sostiene, que no nos deja caer… apóyate y déjate mecer en ella… poco a poco el dolor irá amainando, te lo aseguro.
Te acompaño en tu dolor.
Ana Salomón
